Realidades de la farmacovigilancia: Retos y oportunidades en los países en desarrollo
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo el 27% de las economías de renta media-baja y baja cuentan con sistemas nacionales de farmacovigilancia registrados en el programa de la OMS, frente al 96% de los países de renta alta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Se calcula que las reacciones adversas causan 2,6 millones de muertes al año en todo el mundo, de las cuales un número desproporcionado se produce en los países en desarrollo.

Si bien la importancia de la farmacovigilancia es universalmente reconocida, los países en desarrollo se enfrentan a impulsores y obstáculos únicos en esta área crítica de la atención sanitaria. Este blog pretende explorar las complejidades que rodean a la farmacovigilancia en los países en desarrollo, arrojando luz sobre los factores que impulsan su progreso y los obstáculos que impiden su avance.

Impulsores de la farmacovigilancia en los países en desarrollo

  1. Iniciativas sanitarias mundiales: Los esfuerzos de colaboración de organizaciones internacionales y gobiernos ponen de relieve la importancia de la farmacovigilancia para mejorar los resultados de la salud pública. Iniciativas como el proyecto mundial de la OMS de Informes de Seguridad de Casos Individuales (ICSR) proporcionan formación y recursos esenciales a los países en desarrollo, animándoles a participar activamente en las actividades de farmacovigilancia.
  2. Avances tecnológicos: La revolución digital no ha pasado por alto la farmacovigilancia. Los países en desarrollo están aprovechando tecnologías como las aplicaciones móviles y los sistemas de notificación en línea para agilizar la recogida y el análisis de datos sobre acontecimientos adversos. Estas herramientas mejoran la eficiencia de las prácticas de farmacovigilancia, haciéndolas más accesibles y receptivas.
  3. Mayor concienciación: Las campañas de sensibilización pública y los programas de formación de profesionales sanitarios están aumentando la concienciación sobre la notificación de reacciones adversas a medicamentos. Los pacientes informados y los profesionales sanitarios vigilantes son esenciales para un sistema de farmacovigilancia sólido.
  4. Reformas normativas: Muchos países en desarrollo están reconociendo la necesidad de contar con marcos normativos sólidos para controlar la seguridad de los productos farmacéuticos. El refuerzo de la normativa y la aplicación de normas de cumplimiento garantizan que la farmacovigilancia se convierta en parte integrante del sistema sanitario.

Obstáculos a la farmacovigilancia en los países en desarrollo

  1. Recursos limitados: La escasez de recursos financieros y humanos plantea un reto importante. Los países en desarrollo suelen tener dificultades para asignar fondos suficientes y personal capacitado a las actividades de farmacovigilancia, lo que obstaculiza su capacidad para establecer sistemas de seguimiento exhaustivos.
  2. Retos infraestructurales: Una infraestructura sanitaria inadecuada, especialmente en las zonas rurales, obstaculiza el flujo continuo de información. Recopilar y difundir datos de farmacovigilancia se convierte en una tarea titánica sin una infraestructura fiable.
  3. Falta de experiencia: La escasez de expertos y profesionales en farmacovigilancia impide el establecimiento de mecanismos eficaces de notificación y análisis. Los programas de formación y las iniciativas de capacitación son esenciales para colmar esta laguna.
  4. Calidad de los datos y cultura de notificación: Los países en desarrollo se enfrentan a problemas relacionados con la calidad de los datos de farmacovigilancia. La notificación inexacta o incompleta, junto con la falta de cultura de notificación, afecta a la fiabilidad de los datos recopilados, lo que dificulta la obtención de información significativa.

El camino a seguir

A pesar de los retos, se pueden hacer varias cosas para mejorar la farmacovigilancia en los países en desarrollo. Entre ellas se encuentran:

  • Reforzar los marcos reguladores: Los gobiernos deben desarrollar y aplicar marcos reguladores sólidos para la farmacovigilancia. Esto incluye establecer requisitos claros para la notificación de reacciones adversas y la realización de estudios de farmacovigilancia.
  • Invertir en recursos: Los gobiernos y las organizaciones internacionales deben invertir en recursos para apoyar la farmacovigilancia en los países en desarrollo. Esto incluye la financiación de programas de formación, infraestructuras y sistemas de gestión de datos.
  • Sensibilización y educación: Es necesario aumentar la concienciación y la educación sobre farmacovigilancia entre los profesionales sanitarios y el público de los países en desarrollo. Esto puede hacerse a través de programas de formación, campañas de información pública, plataformas de medios sociales y el desarrollo de materiales educativos.
  • Fomento de la colaboración: La colaboración entre los gobiernos, las organizaciones internacionales, la industria farmacéutica y el mundo académico es esencial para mejorar la farmacovigilancia en los países en desarrollo.

Los esfuerzos mundiales en curso, especialmente en las regiones en desarrollo, demuestran una trayectoria alentadora en la asistencia sanitaria. Este viaje significa resistencia, innovación y colaboración. Adoptar la experiencia y los avances tecnológicos ofrecidos por organizaciones como Freyr no es simplemente una opción; es un imperativo. Nuestras capacidades empoderan a las naciones, garantizando que los sistemas de farmacovigilancia sean ágiles, eficientes y capaces de salvaguardar la salud pública de forma eficaz. Juntos, estos esfuerzos dirigen la atención sanitaria hacia un futuro en el que la seguridad de la medicación es primordial, reflejando un compromiso colectivo con un mundo más sano.

Autor:

Sonal Sanjay Gadekar