El 25 de marzo de 2025, la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) incluyó en su lista las dibenzo-p-dioxinas polibromadas (PBDD), los dibenzofuranos polibromados (PBDF) y las dibenzo-p-dioxinas y dibenzofuranos polibromados/clorados mixtos (PBCDD y PBCDF) en las propuestas de nuevos contaminantes orgánicos persistentes (COP).
El periodo de consulta para presentar comentarios sobre el borrador del perfil de riesgo finaliza el 20 de mayo de 2025 a las 23:59, hora de Helsinki.
Se ha demostrado que estas sustancias químicas provocan una serie de efectos tóxicos similares a los de las dibenzoparadioxinas policloradas (PCDD/F), como letalidad, emaciación, atrofia tímica, teratogénesis, efectos reproductivos, inmunotoxicidad y lesiones hepáticas. Los congéneres más tóxicos son los sustituidos en las posiciones 2, 3, 7 y 8. Las pruebas sugieren que estas sustancias también pueden activar el receptor de hidrocarburos de arilo (AhR) y provocar cambios en el neurodesarrollo y el comportamiento de los animales, como una reducción del éxito de desove en el pez cebra y neurotoxicidad en ratones.
Estas sustancias químicas son persistentes, bioacumulativas y tóxicas, y pueden transportarse a gran distancia en el medio ambiente. Se han detectado en varios compartimentos ambientales, incluidos mamíferos marinos de regiones remotas, lo que indica una exposición global. Además, las PBDD/Fs y PBCDD/Fs contribuyen significativamente a una toxicidad similar a la de las dioxinas, incluso en alimentos, tejidos y leche, y los niños pequeños corren el riesgo de superar los niveles de ingesta semanal tolerables.
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