La eficacia de la comunicación a través de las plataformas de marketing se evalúa principalmente en función de lo bien que el contenido engancha a la audiencia o, en el caso de las marcas, al consumidor. En el sector sanitario, la información disponible en estas plataformas es muy variada. Hay muchas variantes de múltiples tipos de contenidos, por lo que ese volumen ilimitado de contenidos y términos técnicos puede abrumar a la audiencia con la información.
Inicialmente, las actividades promocionales farmacéuticas eran un esfuerzo por mantener a los profesionales médicos al día sobre las marcas y el panorama del sector. La llegada de Pharma 3.0 trajo consigo la necesidad de que las estrategias de marketing evolucionaran y se centraran en el paciente. La integración de la tecnología ha despertado la curiosidad y la conciencia de los consumidores. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (US FDA) anima a las empresas farmacéuticas a transmitir la información sobre sus marcas de la forma más comprensible posible. Sin embargo, algunos términos técnicos pierden su significado si se traducen a un lenguaje sencillo.
Las decisiones relacionadas con la salud requieren un estudio y una comprensión adecuados de la literatura, ya que son importantes para el bienestar a corto y largo plazo. Esto es especialmente cierto en el caso de los pacientes con enfermedades crónicas. Un informe publicado en«Annals of Internal Medicine» afirma que los pacientes con bajos conocimientos médicos son más propensos a ser hospitalizados, a utilizar medicamentos de forma inadecuada y a recibir menos vacunas y pruebas diagnósticas recomendadas. El estudio se centra principalmente en la literatura escrita, pero destaca un punto válido en la educación del paciente. Consciente de la importancia de la comunicación médica en beneficio de los pacientes, el presidente de los Estados Unidos firmó la«Ley de Redacción Clara de 2010». Esta ley refuerza los derechos de los pacientes al garantizar la difusión adecuada de la información entre la población de pacientes para que comprendan mejor sus necesidades médicas y las decisiones de sus proveedores de atención sanitaria. Los organismos reguladores exigen una «prueba de legibilidad» obligatoria para los prospectos de información al paciente que se incluyen en el etiquetado de los preparados farmacéuticos. Se pide a los grupos de prueba que lean el prospecto de información al paciente (PIL) y comprendan si el lenguaje y la información que se transmite a través del prospecto son comprensibles. La prueba de legibilidad tiene por objeto garantizar que los consumidores perciban con precisión la comunicación relativa al medicamento en cuestión.
Las barreras lingüísticas pueden suponer un reto a la hora de garantizar una atención adecuada al paciente y mantener su seguridad. Un estudio reveló que, tras incorporar servicios de traducción en los hospitales, se observó un 92 % de satisfacción en la atención al paciente. Esto no solo ilustra la necesidad, sino que también crea una oportunidad para que las marcas accedan al panorama de la satisfacción del cliente. Al comprender las necesidades y avanzar con las estrategias adecuadas, se presta la debida atención al interés de los pacientes. Para asegurarse de que su material promocional se redacte correctamente a la primera, Reach con Freyr para que realicen una revisión y evaluación de calidad.