
Si las últimas cifras del Gobierno sirven de testigo, el sector de las ciencias de la vida en el Reino Unido es un próspero mercado de 60.000 millones de libras que da empleo a 220.000 personas, por lo que cualquier amenaza potencial a su crecimiento resulta comprensiblemente preocupante. Así pues, aun cuando faltan al menos dos largos años para el BREXIT (salida del Reino Unido de la UE), el ambiente actual está marcado por constantes especulaciones sobre su impacto a largo plazo en la estratégica industria de las Ciencias de la Vida.
Antes de ahondar en las posibles consecuencias, hay que tener muy en cuenta que la forma en que esta decisión que parece cambiar la vida repercutiría en los sectores de las ciencias de la vida y la sanidad depende en gran medida del tipo de modelo de relación que adopte el Reino Unido con respecto a la Unión Europea (UE). Mientras que un acuerdo para permanecer en el Espacio Económico Europeo (EEE) podría dar lugar a cambios mínimos, las secuelas podrían ser bastante amplias si el Reino Unido decide mantener una distancia segura de la UE.
Hagamos un rápido repaso de algunos cambios inevitables que podrían producirse tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Cambio de paradigma del liderazgo de la industria clave
El hecho de que el Reino Unido sea el refugio de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha acabado por dar lugar a varios clusters pequeños y medianos. Así que, una vez que a la autoridad sanitaria no le quede más remedio que trasladarse a otro lugar de la UE, las organizaciones de ciencias de la vida podrían seguir su ejemplo, dejando al Reino Unido luchando por el poder y el protagonismo a los que estaba tan acostumbrado. El papel fundamental de la EMA a la hora de establecer la agenda de investigación o impulsar iniciativas políticas podría quedar relegado a un segundo plano.
Financiación
En la situación actual, las empresas británicas disfrutan de la tercera mayor cantidad de fondos del programa FP7 de la UE, dentro del cual las pequeñas empresas reciben cerca del 10% del total de los fondos asignados. Una vez que se produzca el Brexit, esta financiación podría estar en peligro.
Talento
Si se impone la restricción de la libertad de circulación, las empresas británicas de ciencias de la vida se verían limitadas para contratar a los talentos necesarios en el mercado mundial, lo que a su vez provocaría una escasez de personal cualificado. Y esta crisis no haría sino agravarse si los científicos británicos y otros empleados cualificados optaran por pastos más verdes en otros lugares. En una situación así, elegir a un socio adecuado especializado en servicios de contratación de personal para el aumento de personal es una necesidad para ejecutar sin problemas los proyectos en los que el tiempo es un factor crítico.
Incertidumbres reglamentarias
Las organizaciones de ciencias de la vida del Reino Unido podrían enfrentarse a ciertos problemas normativos tras el Brexit. Aún está por ver si la normativa actual de la UE sobre medicamentos seguirá aplicándose al Reino Unido como antes, pero si surge la necesidad de que las organizaciones británicas desarrollen su propio proceso de autorización, llevaría tiempo poner en marcha el nuevo sistema normativo. En la estela de esta gestión de crisis, los servicios de consultoría reguladora y las empresas proveedoras de servicios podrían resultar de inmensa ayuda.
Obtención de autorizaciones de comercialización
Antes de que un medicamento determinado se ponga a disposición de los pacientes en el EEE, primero debe ser autorizado, principalmente a través de la vía centralizada, que es válida en todos los Estados miembros de la UE, así como en el EEE, siempre que el titular de la autorización esté situado en un Estado del EEE. Tras el Brexit, si el Reino Unido decide salirse del EEE, sería necesario obtener una autorización nacional completamente nueva para entrar en el mercado. Esto conllevaría una mayor carga administrativa de solicitudes separadas que habría que documentar en la UE y en el Reino Unido. Se podría recurrir a empresas proveedoras de servicios regulatorios especializadas en servicios de presentación y publicación, entre otras funciones regulatorias, para facilitar las complejidades de los procedimientos regulatorios y permitir una transición fluida.
Sea cual sea el acuerdo final, dado el sólido y constante pasado del Reino Unido en esta industria, con cerca de un 25% del mercado de la UE en su poder, se espera que siga siendo un actor clave haciendo negocios como de costumbre. Al fin y al cabo, Suiza, un país que no pertenece a la UE, es un ejemplo floreciente de cómo la industria de las ciencias de la vida puede prosperar incluso fuera de los recintos seguros de la Unión Europea.