
Los plásticos son producto de la innovación humana, y son estables, duraderos, ligeros y, lo que es más importante, baratos. Son un tipo de polímero, compuesto por una cadena de polímeros. La vida que llevamos actualmente no sería posible sin estos asombrosos polímeros. Por desgracia, nuestro apetito por el plástico no muestra signos de retroceso. La contaminación por plásticos se ha convertido en una preocupación mundial, ya que nuestro planeta se está ahogando en basura de microplásticos. En países desarrollados como la UE, se informa de que en 2018 se produjo más del 80% de plástico virgen que se acumuló en vertederos y en el medio natural. Esto allanó el camino para emprender acciones en la reducción de los residuos plásticos en la UE. La Comisión Europea publicó la Estrategia Europea para los Plásticos en una Economía Circular (2018), que tiene como objetivo proteger el medio ambiente, reducir la contaminación causada por los plásticos y transformar el diseño, la producción, el consumo y el reciclaje de plásticos en Europa.
El reciclado químico se utiliza para procesar residuos, incluidos el hormigón y la biomasa. Las tecnologías del reciclado químico han atraído a sectores industriales y científicos. En primer lugar, por el rápido aumento de la generación de residuos y la contaminación ambiental y, en segundo lugar, por el agotamiento de los recursos naturales, que afecta dramáticamente al futuro de la humanidad. De ahí que, para hacer frente a este reto, se haya desarrollado la "Economía Circular", que sigue un sistema de "circuito cerrado" para reducir el consumo de recursos naturales y el uso seguro y continuo de materiales y productos con menos residuos.
En marzo de 2020, la Comisión Europea puso en marcha el Plan de Acción de Economía Circular (CEAP) para ayudar a acelerar el cambio transformador que requiere el Pacto Verde Europeo. El plan ofrece varias iniciativas interrelacionadas para establecer un marco coherente y sólido de política de productos que ayude a que los productos, servicios y modelos empresariales sostenibles se conviertan en la norma y transformen los actuales patrones de consumo para que, en primer lugar, no se produzcan residuos. Las medidas propuestas para los plásticos en el PECC se refieren principalmente a la reducción de residuos y a la asimilación de residuos reciclados, centrándose en los flujos más significativos de residuos plásticos: envases, materiales de construcción y vehículos al final de su vida útil. Los objetivos y metas relacionados con el reciclado de residuos plásticos figuran en varios documentos políticos de la UE: la Directiva Marco de Residuos (DMR) 2008/98/CE, la Directiva de Envases y Residuos de Envases 94/62/CE (DMRP) y la Directiva de Vehículos al Final de su Vida Útil 2000/53/CE (VFU).
Una encuesta relacionada con los residuos plásticos postconsumo reveló que alrededor del 61% de los residuos se atribuyen a los envases. La elección de un tipo de reciclado químico depende principalmente de la producción del plástico, es decir, de plástico a plástico (P2P) y de plástico a combustible (P2F). La principal contribución a la economía circular son los productos de reciclado químico P2P. Los productos P2F son mucho menos deseables, ya que no dan lugar a recursos reciclables. En la UE, el reciclaje de residuos está sujeto a diversas normativas. A su vez, el papel del reciclaje es doble: es un medio para alcanzar tanto los objetivos de la economía circular como una gestión eficiente de los residuos. Históricamente, las políticas de la UE sobre gestión de residuos y productos químicos no contenían la dimensión de la economía circular y se orientaban principalmente a la creación de un medio ambiente no tóxico y a la gestión eficiente de los residuos.
La Comisión Europea (CE) reconoció la necesidad de consolidar los objetivos de la economía circular y la gestión de residuos y desarrollar medios eficaces para su aplicación en la comunicación sobre las opciones del paquete de economía circular para abordar la interfaz entre la legislación sobre sustancias químicas, productos y residuos.
La estrategia de la UE para el plástico nos acerca un paso más a la solución sostenible de la crisis mundial del plástico. Con este planteamiento sostenible, la UE pretende alcanzar el objetivo de reciclado del 50% en 2025 y del 55% en 2030.
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